Ayer hizo 6 meses que estoy en Pamplona y toca echar la vista atrás para hacer análisis y sacar las primeras conclusiones.
Tengo que decir que tomar la decisión de moverte de tu ciudad natal/habitual es algo en lo que vas a jugarte mucho más de lo que crees. Dejar atrás un entorno que conoces a la perfección, tus amigos y familia para meterte en otro lugar desconocido, donde no sabes nada, no conoces a casi nadie es complicado. Ahora, creo que por lo menos una vez en la vida debes hacerlo, yo lo he hecho ya un par de veces y aunque confieso que lo he pasado *muy mal* en algunos momentos, merece la pena.
Lo resumiré en unos pocos puntos:
- Pamplona es una ciudad con mucha calidad de vida. Es pequeña, tiene más o menos todo lo necesario. Para salir de pinchos es ciertamente cara, quedáis avisados. Aquí las cosas son algo diferentes, no saben coger las rotondas (*), la haciendo no es común con el resto de España, la gente tiene acento maño y hay unos policías forales vestidos de rojo poniendo radares por todas partes.
- Vivo en un pequeño pueblo (no creo que llegue a los 50 habitantes), en una casa entre montículos donde puedes respirar aire del fresco. Quedáis invitados, tengo habitaciones de sobra.
- Estoy conociendo a gente muy interesante, de esas con las que te apetece hablar de algo más que del tiempo.
- En el tema laboral he encontrado algo así como una empresa en el paleolítico hablando desde el punto de vista del software, aunque en 6 meses hemos avanzado. Para mi empieza a convertirse en un reto, aunque me preocupa y mucho el prácticamente no haber aprendido nada nuevo de la empresa.
(*) Pido perdón a los Salmantinos, sí, hay alguien peor que vosotros cogiendo rotondas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario